En la vida, con el paso de los años, nos van ocurriendo cosas, muchas. A veces son experiencias, algo inmaterial que se nos queda en la memoria, que solo con cerrar los ojos hacemos revivir en nuestra mente. Sería ideal que fuera así con todo. Pero casi siempre tendemos a tener unidas esas experiencias o momentos a objetos, utensilios, cachivaches, instrumentos,… trastos en su mayoría que somos incapaces de deshacernos de ellos porque consideramos que esos son los recuerdos

Siempre parece que tenemos una excusa: Eso me lo trajo mi padre de un viaje, mis sobrinos me hicieron estos dibujos, estas son las cartas de mi primer novio, no puedo tirar la vajilla rococó que heredé de mi abuela aunque jamás la haya utilizado, la foto de comunión del hijo de mi vecina del quinto que lleva en tu estante diez años (en breve pones al lado la foto de su boda…) etcétera, etcétera, etcétera.

Pues hay que empezar a decidirse. En serio. No puedes guardar todo lo que han regalado o continuar con esa colección que ya no te dice nada…

Todo tiene su momento. Y de verdad que muchas veces nos quedamos con cosas por compromiso, por dejadez, por que le damos más importancia de la que tiene,… Te pasa a ti también ¿no?

Y hay objetos que aunque en su día te llegaran al corazón, con el transcurrir del tiempo, ya no tienen hueco en tu vida. Y si te los regalaron o dieron ahora son de tu propiedad, son tuyos, tu decides sobre ellos.

A esa infinidad de recuerdos palpables, a esas cosas que no sabes muy bien porque te las has quedado, diles adiós. Bye bye.

 

«Si te sumerges en el pasado se convertirá en un pozo sin fondo» (Eckhart Tolle)

 

Yo te voy a enseñar un sistema para guardar las cosas que verdaderamente son insustituibles y que quieres preservar por los siglos de los siglos. O al menos durante largo tiempo.

Cuando hago una organización en una casa, mientras ordenamos todo, mis clientes siempre encuentran objetos varios y variados  que son especiales y que emocionalmente no tienen fuerza para decidir sobre ellos (dispersos por lugares insospechados). Siempre tengo una bolsa (grande) de papel o de rafia de supermercado preparada para ir metiendolos, y les digo, ya trabajaremos este apartado en otro momento… Puede pasarte lo mismo, que al reorganizar tus armarios, cajones, estantes, vayas encontrando objetos que consideres sentimentales o que un día decidas reunir las cosas que tienes por casa que tienen carga emocional y las quieres conservar de la mejor manera posible

.Son tus «secretos«. Las cosas que despiertan en ti una sonrisa o hacen rodar una lagrimita, o al menos un suspiro al observarlas.

Selecciona tus cosas importantes. Los pequeños detalles de tu vida. La parte sentimental.

Pregúntate si determinado objeto que te está pareciendo importante lo será en el futuro. Pregúntate que significó en el pasado y si es necesario para revivir un momento concreto. Esto suele ser bastante eficaz, para decidir si quedártelo o no. Igual que con determinadas prendas o bisutería que tienes guardadas porque los consideras recuerdos y cuando te los vuelves a poner la mayoría de las veces los deshechas por que ya no te sientes bien con ellas. Mientras estaban guardadas, escondidas, las valorabas como imprescindibles, en cuanto estudias su lado útil, no lo sueles encontrar.

Compra una caja bonita, de cartón decorado o metálica o de plástico, como quieras. Siempre con tapa. Yo creo que en mi casa es la única caja cerrada. Así tiene un limite, y no será un pozo sin fondo. Tiene una capacidad máxima y eso es lo bueno de este sistema. Un tamaño folio o un pelín mayor es lo ideal, pues siempre hay unos dibujos o documentos de ese tamaño que guardar.

Cada miembro de la familia debe tener la suya propia. 

Normalmente recomiendo guardar tus objetos sentimentales dentro de la caja sin más. No hay que buscar un orden concreto, porque las cosas que hemos decidido guardar se asocian a un lugar o momento fácil de reconocer: Las pulseras de tus hijos recién nacidos que les pusieron en el hospital, un diario de tu infancia, unas cartas de juventud, los billetes de avión de tu primer viaje al extranjero, tu primer DNI, una foto de tus bisabuelos (aunque las fotos son un tema aparte en el ámbito de la organización)… Pero si se considera adecuado se pueden meter algunas piezas en carpetillas con separadores de plástico (billetes de viaje que queremos conservar por fecha o recortables que nos signifiquen algo), o en sobres para proteger su contenido.

Espero que os ayude con este método a guardar la parte sentimental. Y que no debemos confundir con la manera de guardar algunos documentos que aunque antiguos tienen que estar clasificados dentro de la organización de papeles, como títulos de estudios, certificados o escrituras.

Siente le orden